Cáncer de mama, el más común de todos

En el mes del cáncer de mama, en Fundación Camino hacemos un llamado al autochequeo y a la toma de medidas de prevención. Y es que, según la Organización Mundial de la Salud, este tipo de cáncer es el más común, con más de 2,2 millones de casos anuales.

‘Cáncer’ es un término genérico utilizado para designar un amplio grupo de enfermedades que pueden afectar a cualquier parte del organismo; también se habla de ‘tumores malignos’ o ‘neoplasias malignas’. Una característica definitoria del cáncer es la multiplicación rápida de células anormales que se extienden más allá de sus límites habituales y pueden invadir partes adyacentes del cuerpo o propagarse a otros órganos, en un proceso que se denomina ‘metástasis’.

Acorde a la Organización Mundial de la Salud (OMS), el cáncer de mama es el tipo de cáncer más común, con más de 2,2 millones de casos anuales y cerca de una de cada 12 mujeres enfermarán de cáncer de mama a lo largo de su vida. Por eso, en el mes del cáncer de mama, en Fundación Camino queremos concientizar sobre esta enfermedad.

Y es que, según la propia OMS, anualmente se registran 2,26 millones de casos de cáncer de mama, 2,21 millones de casos de cáncer de pulmón, 1,93 millones de casos de cáncer colorrectal, 1,41 millones de casos de cáncer de próstata, 1,2 millones de casos de cáncer de piel y 1,09 millones de casos de cáncer gástrico.

En ese orden, cada año cerca de 400 000 niños contraen un cáncer, aunque los tipos de cáncer más frecuentes varían en función del país, el de cuello uterino es el más habitual en 23 países.

El consumo de tabaco y de alcohol, la alimentación poco saludable, la inactividad física y la contaminación del aire son factores de riesgo de cáncer y de otras enfermedades no transmisibles.

La mortalidad por cáncer se puede reducir si se detecta y se trata a tiempo. La detección precoz tiene dos componentes: el diagnóstico precoz y el tamizaje (cribado).

Cuando el cáncer se detecta en una fase temprana es más probable que responda al tratamiento, lo que podría aumentar las probabilidades de supervivencia, reducir la morbilidad y abaratar la terapia. Si la enfermedad se detecta pronto y no se retrasa la atención se puede mejorar significativamente la vida de los enfermos oncológicos.

Ese diagnóstico precoz consta de tres componentes: el conocimiento de los síntomas de los distintos tipos de cáncer y de la importancia de acudir al médico si se observan anomalías que suscitan preocupación;
el acceso a los servicios clínicos de evaluación y diagnóstico; y la derivación oportuna del paciente a los servicios de tratamiento.

El diagnóstico precoz de los cánceres sintomáticos se puede y se debe hacer en todas las situaciones para la mayoría de los tipos de cáncer. Los programas oncológicos deben diseñarse para reducir los retrasos y los obstáculos al acceso a los servicios de diagnóstico, tratamiento y atención.

Mientras, la finalidad del tamizaje es detectar indicios de un cáncer concreto o una determinada lesión precancerosa en personas asintomáticas. Cuando se encuentran anomalías durante el tamizaje deberán realizarse más pruebas para confirmar o descartar el diagnóstico y para derivar al paciente a tratamiento, si es necesario.

Algunos de los cánceres más frecuentes, como el de mama, tienen probabilidades de curación elevadas cuando se detectan de forma temprana y se tratan de acuerdo con las prácticas óptimas.

Por eso es que autochequearse y prevenir es tan importante.

Fuente: OMS